Hoy recupero un texto que escribí para mi columna de Primera línea el 16 de julio del 2008. Aquí lo tenéis:
El verano es, sin duda, la época del año que más detesto. Una vez más, suenan sin parar en mi iPod las dos canciones que siempre me acompañan por estas fechas: ‘El bello verano’, de Family, y ‘Odio el verano’, de Los Vegetales.
Estos días, me siento más alejada que nunca del común de los mortales. No entiendo cómo a alguien le puede gustar sudar, pasar calor, el exceso de sol o la playa. Jamás voy a festivales, soy fotofóbica, me lleno de pecas con el sol y me repugna la ropa veraniega. Ésta es mi parte Vegetales. Su canción ‘Odio el verano’ es un himno para los que aborrecemos la época estival. Con frases como “si hay algo más ridículo que un bikini, eso es una tabla de surf”, “si yo fuese Dios nevaría todo el año” o “no me hables de la playa, yo prefiero la montaña”, estos chicos se ganaron hace tiempo mi invernal y frío corazón. Cuando una va por la Gran Vía madrileña a punto de morir por los 46 grados a los que llegamos en agosto, la canción de Los Vegetales no te refresca, pero te ayuda a aliviar el odio a las altísimas temperaturas a ritmo de guitarra.
Luego está mi lado Family, que es mi cara romántica y soñadora. ‘El bello verano’ trata de todo lo que un verano debería ser y, por desgracia, no es. Una estación hecha para el reencuentro a la orilla de un mar maravilloso con alguien al que quieres, las fiestas o los poemas de amor. Es como esa canción de ABBA, ‘Hasta mañana’, otra delicia de tema que habla de los amantes que se conocen en verano. “¿Dónde quedó el verano, aquél que nos unió?”, cantan los suecos. Y una se imagina vestida ideal junto a una piscina, con un té helado de Long Island en una mano y en la otra el brazo de un caballero tipo Gary Cooper. Altísimo glamour al estilo Vogue años 50. Pero claro, luego una se acuerda de lo complicado que es llevar el pelo planchado a determinadas temperaturas, lo horribles que son los pareos, que los años 50 y su elegancia quedaron atrás hace ya más de medio siglo o lo difícil que es ponerse polvos de maquillaje cuando una suda a mares durante el día entero, y vuelve sin remedio el lado Vegetales de la ecuación veraniega.
En fin, que este año estoy haciendo lo que siempre. Huir del infernal Madrid de agosto unos días, tomar mucho gazpacho, beber mucha cerveza y Coca-Cola Light, quejarme sin parar a mis amigos de lo mal que lo paso a causa del calor y esperar a que llegue mi adorado otoño. Y escucharé mucho a Los Vegetales y a Family, por supuesto. Ambos tienen un sitio en mi doble personalidad estival: los primeros, en mis pies, los segundos en mi corazón.
miércoles, 5 de agosto de 2009
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